Si bien la adicción a internet o a los dispositivos digitales no está contemplada en la última versión del Manual de Diagnóstico y Tratamiento de los Trastornos Mentales, existen estudios en varios países que reflejan una preocupación global. Según los resultados obtenidos recientemente por Cecilia Cheng y Ángel Yee-lam Li, del Departamento de Psicología de la Universidad de Hong Kong, se estima que la prevalencia mundial de la adicción a Internet rondaría el 6%.

Sabías que 

Aunque la Argentina no integra el grupo de 31 países analizados, según los registros del CEETA (Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad), en el período noviembre-diciembre de 2014, el centro tuvo un 15% más de consultas asociadas con el mal uso de los dispositivos digitales que en 2013. En la Fundación Manantiales, la organización dedicada a la investigación, prevención y asistencia integral de las adicciones, hubo un aumento de consultas del 70% desde 2010 hasta este año.

Numerosos estudios (Flurry Analytics Company) muestran en alza el nivel de “adicción” o uso compulsivo de los smartphones y sus apps en preferencia. Se calcula en 176 millones los usuarios a las mismas con este estilo de conducta.

Es cada vez más  notable como han aumentado las aplicaciones (apps) para los celulares, las tablets o laptops. Sin duda la gran mayoría nos ofrecen soluciones para nuestra vida diaria y nuevas formas de mantenernos comunicados en un mundo tan caótico como en el que vivimos.

“El problema se nos plantea cuando la línea entre “uso” y “abuso” se torna delgada e imperceptible a tal punto que más que soluciones nos trae serios problemas. Pareciera que cuanto más liberados nos sentimos por poder llevarnos “todo” (trabajo, juegos, contactos, redes sociales, etc.) dentro de un pequeño teléfono, más esclavos y rehenes quedamos, sujetos a su uso. El uso de las mismas llegan a suponer hasta un 86% del tiempo de ocupación”, indica la Lic. María Cecila Palozzo, del staff del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA).

“Actualmente existe un diagnóstico popular llamado FOMO (fear of missing out) o temor a quedar desconectado o fuera de circulación en las redes sociales, que suele afectar más a prepúberes y a mujeres. Se asocia con trastornos de ansiedad generalizada y fobia social -explica la Lic. Gabriela Martínez Castro, directora del CEETA-. Los adolescentes todavía no tienen una identidad formada, sino una identidad de grupo. Son en la medida en que pertenecen a un grupo como Facebook, Twitter, Instagram. A las mujeres también las afecta porque son multitasking, tienen muchos roles: laboral, familiar, social, académico.”

“Es importante aprender a utilizar la tecnología correctamente para que sea ella
quien esté a nuestro servicio y no al revés. Un buen comienzo es conocer cuáles son los síntomas típicos de un uso compulsivo, cuando se trata de una adicción, y cuáles podrían ser sus consecuencias. Es importante destacar que no todas las personas son susceptibles de generar una adicción, ya que para ello implican una serie de factores, entre los cuales se destaca una predisposición o vulnerabilidad”, asegura Palozzo.

Algunos síntomas de preocupación:

● Cuando la ansiedad comienza a ser marcada, definida, persistente, generando una necesidad urgente por tener que re-chequear, el celular o la tablet, una y otra vez en cortos períodos de tiempo, o utilizar una determinada app, como ser un juego.
● Cuando sentimos que el uso del smartphone o la tablet, regla el funcionamiento de nuestra vida a tal punto de traernos problemas a nivel laboral, socio afectivos como también sobre nuestra salud. Por ejemplo restar horas al descanso sobretodo de noche por estar conectados, no realizar actividad física por pensar que “no tenemos tiempo” para ello, etc.
● Al sentir malestar intenso, angustia e irritabilidad si no se logra conectar o acceder a la app deseada o se corta la conexión.
● Problemas de salud como irritabilidad en los ojos, problemas asociados a la mala postura como contracturas severas, dolor de espalda, dolor de cabeza.

La Lic María Cecila Palozzo recomienda: “tratar de limitar el uso de los smartphones o tablets, prolongando el tiempo entre los chequeos de los mismos, incluir una rutina de actividad física, proponernos apagar los mismos a un horario determinado antes de irnos a dormir, son simples actitudes que podemos empezar a cambiar para disponer mejor de la tecnología que tan importante es en nuestra vida”.

Las mujeres y los adolescentes suelen ser más propensos a padecerla.

“A los adolescentes porque están fuera del contacto con sus redes sociales y también porque quedan fuera del alcance de sus padres, a quien tienen como forma de protección a través del celular”, asegura Martínez Castro.

“Y en las mujeres, por los múltiples roles (laboral, académico, familiar, coordinación del hogar, etc) y por cuestiones biológicas que afectan directamente lo hormonal y aumenta la necesidad de control para evitar futuros eventos negativos”, agrega.

Los adultos significativos en la vida de los niños ejercen una influencia importantísima a través de su comportamiento llevando a situaciones tales como no poder dejarlo incluso en los momentos de reunión familiar como puede ser compartir una cena o reunión.

El tratamiento

“Cuando afecta la vida cotidiana, cuando se dan síntomas físicos y psíquicos hay que consulta inmediatamente a un especialista porque estos trastornos de ansiedad van evolucionando con el tiempo y no se pueden resolver de otra forma que no sea con un tratamiento adecuado, como la terapia cognitivo-conductual”, indica la especialista en trastornos de ansiedad.

En el caso de los chicos, “es importante que los padres les pongan límites a los chicos y que los incentiven a través de otros recursos para que, movilizados por el aburrimiento, utilicen más su creatividad”, dice Martínez Castro.

“A través de nuestras técnicas de psicoterapia cognitiva conductual, recomendamos empezar por apagar los dispositivos por períodos cortos, que con el tiempo se van extendiendo, hasta convertirse en momentos específicos, los de conexión”, cuenta Martínez Castro desde el CEETA.

Según los especialistas la clave es aprender a controlarse, desprenderse de la tecnología de forma gradual, afrontar de forma aislada las sensaciones y pensamientos negativos derivados de este padecimiento como pueden ser las crisis de pánico

Para prevenir este problema, se recomienda a los padres evitar que los hijos tengan conexión a la red desde su habitación y establecer unos horarios para un uso correcto de las tecnologías.

Hay que separar momentos. La noche es para dormir y, por lo tanto, el móvil debe de estar apagado; del mismo modo, que la cena es para comer y no para estar con el móvil.

Si ya has detectado que pudieras tener algunos de estos síntomas, lo mejor es que asistas a un psicólogo para atajar el problema lo antes posible.
ceeta.org